La nube recoge el resto de humo y se apaga definitivamente el fuego del campo.
Cuando el sol asoma en el horizonte. La perdiz deja su nido, se sacude y sale al campo en busca de comida.
Silba y como de costumbre camina y de vez en cuando vuela bajito.
De repente ve un hilito de humo que se levanta de un pequeño matorral.
Rápidamente el fuego lame y zigzaguea en el campo.
La perdiz enloquece, aletea, grita cada vez más fuerte.
Compañeros, ¿dónde están? –dice con una temblorosa y rota voz.
La paloma desde lejos escucha el lastimero llanto de la perdiz y vuela, vuela lo más rápido posible para acompañar a su prójimo.
Voló sobre la perdiz y desde lo alto con su peculiar voz le dijo:
–Vuela alto, compañero, rápido vuela alto, lo más alto posible y sube y baja gritándole una y otra vez.
La nube se infla, se extiende, se aproxima a la tierra y desde allí con su ronca voz le dice:
–No te desesperes pequeña perdiz, apagaremos enseguida –Y derramó agua clara, ruidosa lluvia.
El campo en llamas rápidamente se apaga y humea.
La perdiz con aleteos sopla el humo del campo.
La nube recoge el resto de humo y se apaga definitivamente el fuego del campo.
De Souza 514 - Villa Morra - Asunción, Paraguay
(0971) 503965